El desafío de Jesús Calleja en la maratón de Awasa

Exhausto, derrotado por el esfuerzo, Jesús Calleja se abraza emocionado a su amigo, a su fisioterapeuta, a Jordi Reig. En la meta de la 29 Shambel Abebe Bikila Marathon de Awasa, el aventurero leonés, menudo,  se funde entre el corpachón del que ha dirigido sus entrenamientos en las últimas cuatro semanas. Al instante, el resto del equipo de Desafío Extremo, de la cadena Cuatro,  se une a la fiesta. Comprensible. El mediático deportista acaba de culminar una historia que empezó hace un puñado de semanas y cuya finalidad no era otra que la de poder concluir la popular maratón, ¡su primera maratón!

De la mano de Endoethiopia, Calleja y su equipo han podido rodar en un país fascinante, siempre a la caza y captura del secreto más preciado: el origen del éxito de los atletas etíopes.

Para ello han viajado a Addis Abeba, donde han podido escuchar los sabios consejos de Gebrselassie. Una institución en la historia mundial de este deporte que, en su gimnasio, recomienda tres pasos ineludibles: disciplina, constancia y trabajo duro. Más tarde, en el Stadium de Addis, el protagonista de aquel mítico récord de la maratón de Berlín, se ha ejercitado junto al intrépido rubio, compartiendo risas y anécdotas.

La cosa no queda aquí. El grupo prosigue la búsqueda de tan intangible Santo Grial en el templo del mismo: Bekoji. La que denominamos «Ciudad de los Corredores», es el santo y seña del pasado, presente y futuro del medallero etíope de la media y larga distancia.

La siguiente parada y fonda será Shashemene, una anodina ciudad camino del sur étnico, cuya peculiaridad se encuentra en el movimiento rastafari.

Con todo este bagaje cultural de Ethiopia y, eso sí, siguiendo a rajatabla los duros entrenamientos de Reig, Calleja ya parece preparado para el gran día. En su mente se amontonan las advertencias de Abel Antón («¡ojo, Jesús, escucha tu cuerpo!»), los recuerdos de grandes mitos como Abebe Bikila y se inquieta porque, tan sólo, se ha preparado durante apenas cuatro semanas, cuando los especialistas de la distancia afirman que se necesita un mínimo de medio año.

La altitud de esta coqueta ciudad junto a un lago (1.700 metros), la lluvia incesante típica de esta época y unos competidores autóctonos de primer nivel aumentan el grado de presión. Por suerte se ha encontrado con un grupo de corredores amateurs del club L’Aire de Granollers que, desenfadados y experimentados, rebajan la tensión.

¡Cámaras, acción! Comienza la prueba,  el octokopter de Up Films sobrevuela la zona para mejores tomas, los etíopes se lanzan al ruedo y Calleja, con su inseparable Jordi Reig, devoran kilómetros ante la expectación general. Sí, la profecía se cumple. En el kilómetro 30, el temido «Muro». El trotamundos favorito de la tele se desinfla, pero se niega a aceptar la evidencia. Prosigue, orgulloso, a una meta ruidosa que los organizadores se empeñan a desmontar, y detiene el cronómetro en tres horas y 48 minutos. ¡Increíble!

La jarana se desata. Awasa se lanza a la calle para celebrar su victoria en fútbol (Ethiopia 2-Sudáfrica 1, valedero para la clasificación de la Copa del Mundo de Brasil), Endoethiopia reparte camisetas recordatorias del evento para Calleja, Reig y los valientes de Granollers, y todos se felicitan. Y lo que parece más importante, Jesús Calleja ya puede gritar aquello de ¡Desafío conseguido!
Texto: RAFA MARTÍN / Fotos: TONI ESPADAS