
Los etiocubanos
Endalnew accede al interior del kebele con aspecto de agotamiento. Reclama una Saint George para calmar la sed y se dirige a los colegas de Meskel Flower de Addis en su idioma materno: el amárico. Endalnew, según nos traduce, relata su experiencia como avezado guía. Su fabuloso trekking por las Simien Mountains y el avistamiento de monos gelada, su peripecia en el volcán Erta Ale o sus amistades entre los Dorze. La conversación se anima, las risas inundan el cálido chiringuito y un personaje nuevo entra en escena:
-«¡Eh, amigo! ¿Cómo estassss? ¿fue bueno?», saluda Endalnew
-«Sabrosón», comenta, «¿cómo está tu mamasita?», prosigue su interlocutor en un sospechoso español caribeño.
A su vera, los faranjis (extranjeros) se interrogan con un gesto. «Pero, ¿hablan español?», se susurran entre ellos. Claro, piensan al unísono los dos protagonistas de la charla, es que son etiocubanos.
¿Etioqué? podrían decir todos aquellos que leéis estas líneas. Pues sí, etiocubanos. Como suena. Se trata de un colectivo más o menos numeroso (la mayoría de fuentes hablan de 5 mil, pero hay otras que la reducen a 2.400 ) que, en la década de los 80, fueron a estudiar a Cuba. ¿Por qué? ¿Con qué finalidad? Un poquito de paciencia. Os lo explicamos a continuación paso a paso. Empecemos por el principio.
En el año 1975, el emperador Haile Selassie (no nos cansaremos de recomendaros el excelente libro sobre el personaje de Ryszard Kapucinski que, precisamente, se titula «El Emperador») es depuesto. Tras una serie de conflictos internos por hacerse con el poder de la nación, el teniente coronel Mengistu Haile Mariam se convierte en su máximo mandatario. Mengistu declara socialista al país y se acerca a Cuba y a la entonces Unión Soviética. Entre 1977 y 1978, Etiophia entra en guerra con Somalia en la que se denominaría Guerra de Ogadén. Un conflicto bélico que sería favorable a los intereses etíopes gracias, en parte, a los 10 mil efectivos que envía la Cuba de Fidel Castro.
Fruto de esta alianza, los niños etíopes huérfanos de la guerra con Somalia fueron enviados a la isla caribeña a estudiar y formarse. Son los conocidos como etiocubanos.
Mati, uno de los amigos de Endoethiopia en Addis, también formó parte de este grupo, residiendo en la Isla de la Juventud. Recuerda cómo se fueron en barco, allá por 1978 (hubo otro viaje un año más tarde), y los 21 días de viaje. Mati, como otros tantos camaradas, apenas era un crío de entre 8 y 10 años, y estuvo formándose durante más de una década.
Estos famosos huérfanos de guerra se quedaron por esos mundos de Dios. Algunos en Estados Unidos, otros en Gran Bretaña y diferentes puntos de Europa. Una nutrida delegación, los etiocubanos, retornaron a su país de origen. Una gran mayoría trabaja como guía de viaje, como Endalnew o Mati,así como en otras profesiones cualificadas.
A los más activos todavía se les puede encontrar en la Asociación de Amistad entre los pueblos de Etiopía y Cuba, con sede en Addis. Así que no se extrañen cuando, degustando un café en el TOMOCA, por ejemplo, reconozcan una cantinela lingüistica característica. No se giren, seguro que aciertan. Es un etiocubano.
Texto: RAFA MARTÍN / Fotos: RAFA MARTÍN y Asociación Amistad entre los pueblos de Etiopía y Cuba
Una cerveza Saint George (o dos) en un kebele de Addis Abeba | Blog endoethiopia
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