Las iglesias ocultas de Lalibela

Las iglesias ocultas de Lalibela

 

 

El chiquillo tira de la manga y corretea entre callejuelas con nosotros a rebufo. Con unas simples alpargatas roídas por neumáticos, el jovenzuelo se desliza por las rocas y, sin dejar que recuperemos el aliento,  nos grita: ¨Faranji, faranji, ¡go,  go!¨  A cada paso,  el embrujo parece más poderoso. Las hospitalarias calles de Lalibela hace sentirnos como en casa. De repente, el zagal se detiene en una sombra y señala sin pronunciar palabra. Al acercarnos,  un mundo se abre a nuestros pies. Tenían razón todos aquellos que nos habían advertido previamente; las iglesias de Lalibela pertenecen al mundo de las fábulas.Lalibela c

Un misterioso paisaje acecha y nos mantendrá embrujados durante varios días. Las once iglesias de Lalibela, talladas en rocas basálticas de origen volcánico, encierran un universo de tumbas, bastiones y rampas y, lo que parece más impresionante, una viva imagen de cómo era la Ethiopia medieval. Sencillamente, sumergirse en este múltiple recorrido de once templos de origen discutible, es sinónimo de viajar en el tiempo. Algunos historiadores aseguran que durante el año 1.000 a.C. (época en la que la reina de Saba se trasladó a Jerusalem), se construyeron estas bellezas arquitectónicas. Otros, en cambio,  afirman que fueron horadadas en roca para convertirlas en la ¨Nueva Jerusalem¨,  una vez que las tropas musulmanas pusieron freno a las peregrinaciones cristinas en Tierra Santa.

 

Sea como fuere, su creación no es normal. Fueron talladas en bloques monolíticos, con sus puertas,  ventanas, techos o columnas. Da igual. El forastero nunca está preparado para contemplar tan tamaña magnificencia arquitectónica. El primer grupo de las iglesias está formada por Biet Medhani (Casa del Salvador del Mundo), Biet Mariam (Casa de María), Biet Mascal (Casa de la Cruz), Biet Danagel (Casa de las Vírgenes) y Biet Golgotha Mikael (Casa de Miguel de Golgotha). El segundo, en cambio, lo componen otros cinco templos: Biet Cheddus Mercoreos (Casa de San Mercoreos), Biet Abba Libanos (Casa de Abbot Libanos), Biet Ammanuel (Casa de Emmanuel), Biet Gabril Raphael (Casa de Gabriel Rafael) y Biet Lehem (Casa del Pan Bendito).

lalibela

La undécima, Biet Ghiorgis (Casa de San Jorge), separada del resto, está conectada mediante un sistema de trincheras que, cosas de la vida, todavía no ha sido explorada en su totalidad. Los tópicos se hacen añicos a medida que nos deslizamos por entre sus sombras, contemplando absortos a los ermitaños de blanco que, biblia en mano,  asoman desde su celdas para disfrutar del sol matutino. De entrada, las iglesias excavadas de Lalibela no es una atracción turística al uso.

Lalibela b

Constituye, al menos durante los últimos 800 años, un santuario cristiano en activo. Un centro espiritual de prolongada vida religiosa, donde las iglesias, si nos detenemos a observar, respiran y palpitan como si de vida propia poseyeran. Uno de los momentos cúspides puede ser visitar la ciudad durante la Natividad etíope, cuando los monjes se balancean recitando sus salmos, entre curiosos y peregrinos, y un aura mágica parece descender del infinito.

Aunque aislada de otros centros de interés como GondarAxum o Bahar Dar, Lalibela vale la pena por sí sola. Dejarse arrastrar por un zagal y, cuando pensemos que todo fue un sueño, abrir los ojos y comprobar que allí,  en el corazón de Ethiopia, existe una intervención sobrenatural.  Las iglesias caprichosamente cinceladas y ocultas de Lallibela.

Texto y fotos: RAFA MARTÍN

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