Meskel, la fiesta del fuego

Meskel, la fiesta del fuego


La tenue luz de la vela ilumina un rostro ilusionado. Feliz. La pequeña sostiene con firmeza la ínfima lumbre,dejándose transportar por los cánticos religiosos que conceden a la escena un halo místico.  Addis Abeba, 27 de septiembre del año 2012

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. O lo que es lo mismo, epicentro de Meskel o Fiesta de la Cruz, una de las celebraciones más vistosas del país.

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Ethiopia, con sus singularidades, muestra al visitante una catarata de festividades donde se aúnan buena parte de las mismas: sencillez y solemnidad. El Tseday (o Año Nuevo), que se inicia el 11 de septiembre,  constituye el origen del año. Los varones encienden el chibó (o ramas de árboles sin hojas) en el interior de las casas para espantar la mala suerte y las niñas recogen las flores. Dieciséis días más tarde, la tradición etíope se muestra, de nuevo, con todo su esplendor. En Addis, aunque también en otras poblaciones y pequeñas aldeas (sobresale el monasterio de Gishen Debre Kerbe), las procesiones se suceden, los cánticos religiosos inundan el firmamento y el fuego se convierte en el nexo de unión de un espectáculo tan duradero como plástico.

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Los orígenes de la celebración alimentan, cómo no, la fascinación del viajero. Cuenta la leyenda que Santa Elena (madre del emperador romano Constantino), en sus sueños, encendió una hoguera o prendió incienso, implorando a Dios que le mostrara el camino de la verdadera Cruz. El humo señaló el itinerario correcto. De ahí que las hogueras, en esta festividad, sean un elemento vinculante e imprescindible. Otra tradición, por contra,  asegura que una parte de la Cruz fue transportada a Etiopía por uno de sus soberanos y, una vez en aquí, y durante su traslado, los fieles encendían piras de fuego avisando de la ilustre llegada.

 

Sea como fuere, en honor a tan ancestral efemérides, los fieles preparan la Demera, una construcción de estacas en forma de choza, decorada de margaritas amarillas y rematada con una cruz.

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En Addis, Meskel Square es el emplazamiento elegido. Las diferentes iglesias ortodoxas se dirigen aquí, donde se exhiben ante las autoridades, entonan cánticos festivos de San Yared y oraciones de exaltación a la Cruz. Júbilo y palmas antes del encendido de la hoguera, sin duda el punto culminante de Meskel. Finalizada la ceremonia, las cenizas son empleadas para hacer la señal de la Cruz en la frente de los fieles.

Para unos neófitos como nosotros, los devotos engalanados, la pira ardiendo en toda su inmensidad, los rezos acompasados y rítmicos, el culto en toda su grandeza y los rostros impregnados de fervor nos transportan a una Ethiopia mística, poderosa y nuevamente fascinante. Seguimos, hechizados,  la mirada de la chiquilla con la vela fuertemente asida con la mano y nos preguntamos si, detrás de tan nítido semblante, se encuentra la respuesta. ¿Sabrá ella dónde está la Cruz?.

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